La colocación de un implante dental es un proceso quirúrgico y escalonado que consta de varias fases.

En la primera fase el especialista en implantología realiza al paciente los estudios clínicos las revisiones clínicas y los estudios necesarios para evaluar la situacón actual de su boca. Dedica especial atención al análisis de la salud de los tejidos de soporte, es decir, de la encía y el hueso donde se piensa colocar el implante.

Estos estudios incluyen exámenes periodontales, radiografías, escaners 3D, impresiones dentales y una revisión del historial médico del paciente. Una vez que el especialista haya recopilado toda la información necesaria sobre el estado de salud general y bucodental del paciente, decidirá si se encuentra en buenas condiciones para someterse a la cirugía del implante.

En la segunda fase, se realiza la cirugía de colocación del implante dental, se hace una incisión en la encía, se perfora el hueso mediante fresas y se inserta el implante. Una vez colocado se cierra la encía con puntos de sutura. Si en los estudios se detecta que no hay hueso suficiente para que el implante se sujete correctamente, se realizará previamente una cirugía de elevación del seno maxilar.

En la tercera fase, se lleva a cabo la fase protésica, esta fase comienza después qu el implante dental se haya integrado ompletamente con el hueso maxilar o mandibular. El especialista en implantología coloca un pilar sobre el implante para conectarlo con la prótesis dental.

En la cuarta y última fase, se realiza una revisión de al menos una vez al año para asegurarse de que todo este funcionando correctamente.

Es importante tener en cuenta que debido al proceso de colocación de los materiales biocompatibles que se usan (titanio, circonio), los implantes dentales no son baratos. El presupuesto se eleva cuando se requiere un proceso de implantología mas complejo con intervenciones donde se sutituyen varias piezas dentales.